Convenciones.
A lo largo de mi vida me han acusado de muchas cosas: rarita, insensible, fria, calculadora, distante (ese me gusta bastante... pero por algo bastante friki), friki (ese también me gusta), etc etc.
Posiblemente tenga mucho que ver con el hecho de que por multiples motivos (educación, los capullos que tuve que aguantar durante gran parte de mi infancia y adolescencia, etc) he aprendido que la muestra excesiva de sentimientos se confunde, a menudo, con debilidad. Y mostrar debilidades, amigos mios, es malo. Muy malo.
Sin embargo, esto hace que, salvo las personas que poco a poco me van conociendo y han visto como actuo ante los distintos sentimientos, saben leerme, cada vez más, como un libro. Y se dan cuenta de cosas como, por ejemplo, de que aunque haya aprendido a separar lo personal de lo "profesional", no siempre es posible. De que las cosas, a menudo, me afectan más de lo que me gustaría. De que, poco a poco, me parezco más a ese personaje de Shadowrun, Janet Weissman. Sólo espero no acabar igual.
Como tantos otros post, este es un sinsentido para todo el mundo salvo para mi... y tal vez un par de personas más. Pero, como ocurre tantas veces, hay que desahogarse de alguna manera o, al final, acabas explotando.
De nuevo, es una forma poco convencional de reaccionar ante las cosas que me afectan, me enfurecen o, en este caso, me entristecen... pero nadie dijo nunca que seguir las convenciones sociales fuese bueno. Poco a poco cada vez me doy cuenta de que deseo seguir menos de estas convenciones sociales... tal vez porque, como una vez me dijeron, me parezco demasiado a esas cosas peludas y de cuatro patas que tanto quiero... no sé.