jueves, mayo 07, 2009

Escala de grises

Gris. Así había sido su vida durante años. Gris y sin color. Recordaba, claro que lo recordaba, que hubo una época, hacía mucho tiempo, donde había estado llena de color y de alegría. Por aquel entonces no entendía los colores oscuros, tristes, duros. Y entonces el color desapareció de su vida.
Sin previo aviso.
De repente.
Sin ningún tipo de anestesia para mitigar el dolor de la pérdida.
Las personas que la querían, o eso creía aunque sus acciones a veces le hiciesen dudarlo, intentaron que el color volviese a su vida. Citas a ciegas a cada cual más... extraña, aunque algunas conseguían llevar una, breve, sonrisa a sus labios. O reuniones familiares, teniendo en cuenta que la única persona a la que le unía la sangre en ellas era su sobrina... pero hay muchos tipos de familia. O fiestas... aunque, tal vez, esas no contasen ya que el hecho de organizarlas y acudir a ellas suponía parte de sus labores. De todas maneras, teniendo en cuenta lo que se tomase en cuenta, la conclusión era siempre la misma: nada había funcionado. El color huía de su vida.
Hasta que dejo de hacerlo.
La primera vez que lo vio... no supo reconocer lo que era. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que pudo contemplar algo así. Pero poco a poco lo identificó... era muy parecido a como fue antes de perderlo pero no exactamente igual. Tal vez fuese porque, después de tanto tiempo viviendo en escala de grises, había perdido las facultades para poder apreciar todo el espectro de colores. Pero era color, al fin y al cabo. Algo sin lo que había creído que podría vivir y que al volver a sentir se había dado cuenta que se había limitado a sobrevivir.
Entonces creyó que volvería a perderlo.
Lo que la llevaba a aquel momento, en aquella habitación de hospital.
Habían pasado muchos años desde que había vivido algo similar, que no igual. En aquella ocasión sólo podía observar tras gruesas paredes de cristal, esperando impotente. Ahora estaba sentada, hablando a la persona que yacía en la cama ya que le habían dicho que eso podría hacerle bien. Hablaba de todo... de como había ido su día, del libro que se estaba leyendo, de la última travesura de su gata... De lo que fuese.
Y poco a poco, día a día, se daba cuenta de un detalle que la ponía, cada vez, más nerviosa. El detalle es que el color había vuelto a su vida. ¿El problema? Que era muy parecido a como fue la última, única, vez. De manera que se preguntaba, incesantemente, si lo bueno eran sólo las similitudes o si, en realidad, era todo el conjunto. Y esa pregunta la aterraba.

Finis.

6 comentarios:

Fenix Mueneren dijo...

A veces la falta de color se debe a que no abrimos los ojos lo necesario y no entra la luz suficiente...

No hay que tener miedo del color, hay que tener cuidado y sobretodo, no hacerse preguntas

Anónimo dijo...

Hola!!..Solo quiero probar si funciona la actualización..xD

Alphard dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
la reina del hielo dijo...

El amarillo azufre siempre será mejor que el gris, aunque no sea bonito; no hay que rendirse por muchos palos que te lleves...

Profesor James Moriarty dijo...

incluso las escalas de grises son colores...

y los hospitales son lugares tanto de grises como de colores.

Alphard dijo...

Interesante expresión de los colores de un alma gastada. El miedo siempre va a existir cuando lo que creíamos perdido regresa. El problema no es si es similar o igual, el problema es si lo podremos mantener a nuestro lado.

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