La Ciudad de Thangtar... en la noche del Coyote
La primera vez que escuché esta canción tenía doce años. Prácticamente me aprendí este disco de memoria (Lunas rotas) pero siempre me cautivó especialmente esta canción. Probablemente porque el resto de canciones iban de temas que no entendería hasta tener algo más de edad, al menos no completamente, pero esta canción tocaba mi fibra sensible.Y escuchandola me imaginaba (imagino) a un ángel de la guarda cuidando a alguien mientras duerme.¿De qué? Os preguntaréis... bueno, para alguien que siempre ha tenido problemas para conciliar el sueño y una imaginación bastante activa... hay cientos de cosas. Desde los monstruos del armario a las pesadillas pasando por la oscuridad.Con los años la imagen de ese ángel ha ido cambiando poco a poco, adaptandose a mis experiencias y, aceptemoslo, a ciertos relatos que he ido tejiendo poco a poco pero... pero sigo pensando en ese ángel de la guarda.Puede que sea un vampiro en londres. O un ser alado en un mundo de fantasía. O un capitán pirata que navega por los siete mares. O una mujer lobo en escocia.Es cuando me doy cuenta de que esta, como alguna otra canción, me ha marcado mucho más de lo que, estoy segura su autora llegaría imaginar que marcaría a nadie jamás. Pero, al fin y al cabo, eso es lo que pasa con la buena música.Y si no, pensad en Sabina.
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