martes, abril 24, 2007

Casera



Esta noche al llegar a las mil a casa y recalentar mi cena (adoro a mi familia... cuando me vuelvan a decir lo de cenar todos juntos o esperar a otro a cenar, recordare estos meses de prácticas hasta las 9 de la noche en el inframundo y volver a las mil a casa, pero eso es materia de otra entrada) he decidido cenar con casera. Ha sido un pronto de esos que, a veces, me dan. Me apetecía.
Y ha sido probar el primer sorbo de la misma cuando una oleada de recuerdos han venido a mi mente. Olía a mi alrededor el olor a puro y serrín y parecía que oía la voz cascada de mi abuelo diciendome que primero hiciese los deberes y después podía bajar a jugar con Niebla (en otra ocasión hablaré de ese gran bruto que era Niebla), todo esto mientras merendaba un bocadillo de embutido y un vaso de casera.
Entonces ha pasado ese momento, he acabado de beberme el vaso de casera y he visto mi cena recalentada, el cenar sola (otra vez), el oir de fondo a mi hermana quejandose por todo... y la casa se me ha caido encima.
A veces, en días como hoy, me gustaría volver a ser esa niña que bebía casera con la merienda.

5 comentarios:

Fenix Mueneren dijo...

Lo que mas molaba de ser pequeño eran dos cosas:

Que tu mayor preocupacion era no saberte la tabla del 9

Y si al llegar a casa, la merienda estaria echa, o no xD

Y ya que estamos con gaseosas... a mi tampoco me faltaba el baso de casera, pero solia ser con la cena...

Definitivamente... que tiempos

Profesor James Moriarty dijo...

cualquier tiempo pasado nos parece mejor, pero la verdad es que si, que cojones, lo fueron y punto.

y lo peor no es los recuerdos, sino esa sensación de melancolía que habita en el ambiente despues de eso. y si, se lo que es eso. por eso yo ya no puedo comer chocolate con magadalenas/pan y zumo por que despues de eso no me recupero en toda la tarde. son sentimientos que dan el bajon. y eso no mola.

ese gran bruto que era niebla? yo pensaba que era mas bien un bulto


en fin, que besos y un gran abrazo

Anónimo dijo...

Creces.

Creces. Conoces nuevas gentes. Adquieres nuevas preocupaciones. Surgen nuevos problemas y nuevas soluciones. Nuevos sufrimientos. Nuevas alegrías. Te desenvuelves en nuevos círculos. Te gustan nuevas cosas. Escuchas nuevos grupos. Conoces de nuevo a viejas gentes. Sufres de nuevo viejos problemas y aprendes nuevas soluciones.

Y de repente un día... Un olor, un dibujo, un sabor, un recuerdo, (cada uno el suyo).
En mi caso el olor a galletas marbú dorada o equivalente. Nunca me gustaron, siempre fui de galletas María Fontaneda, pero cuando llegaba el verano y estaba en un apartahotel con mis padres y hermanas no siempre en el supermercado tenías esa opción. ¡Qué narices! NUNCA tenías esa opción, al final tenías que decidirte por esa amarga copia barata. El caso es que poco a poco se hace un hueco ese olor. Pasan los años y de repente en pleno mes de Noviembre percibes ese aroma y al instante lo reconoces, es el aroma de una familia, de una casa en la playa, de un minigolf, de un helado de Frigo, de unos cursos de natación, de un parque de juegos, el olor del verano. Aunque, claro, sólo huele a galletas y piensas que nadie lo entendería pero sonríes, una sonrisa lacónica impregnada de melancolía y rememoras y caes en la cuenta.

Caes en la cuenta de que pasa el tiempo y sigues siendo tú, o eso piensas, en el fondo sigues creyendo que tienes los mismos valores, los mismos principios, la misma moral solo que aumentada, enriquecida. Y te das cuenta de que no es cierto, que llevas 8 años repitiéndote que en el fondo no has cambiado, pero no es cierto.
No actúas igual, no piensas igual, no reacciones igual, tus instintos nos son los mismos, tus seguridades se han esfumado, y de repente te haces una pregunta...

Es curioso, escribo este comentario en el blog de una amiga y poco a poco se ha ido haciendo mío, no era premeditado pero lo cierto es que mientras lo escribo no puedo evitar leer una frase en pantalla. Siempre una línea por debajo de donde escribo y remarcado en negrita.

Elegir una identidad ...

Yaiza Pozas dijo...

Jo, la verdad es que eso de ser pequeños tenía muchas ventajas, os acordais tambien de los dibujos? a mi una de las cosas que me traen muchísimos recuerdos son los Fraggel-Rocks, esos muñequitos que vivían debajo de la tierra y que estaban impregnados de alegría y magia. Ahora tambien le gustan a mi hermana(que ha tenido la ocasión de ver un par) y yo me pregunto si el afan de soñar que tengo no me lo habran trasmitido esos dibujos. Ahora miras la tele y no es lo mismo, si sigue habiendo dibujos y teleñecos. pero a mi parecer ninguno como aquellos en lo que tambien se hacía latente la inocencia(teneis que ver un capítulo que se llama el embrujo de la luna, descargarlo si podeis, os lo aconsejo)Aparte de que te enseñaban el afan de compañerismo,la responsabilidad de trabajar(aunque en esos tiempos fuera muy poco) de ayudar y de la curiosidad de conocer nuevos lugares(os acordais del tio Matt?)y en fins otras muchas cosas.

Como despedida os dejo un trozo de la letra: Para disfrutar, tus problemas dejalos.Para disfrutar ven a Fragelrock,...

Vircoph dijo...

Me habeis hecho venir a la mente un recuerdo que había olvidado. De pequeña, una vez por semana (creo que era los jueves...), al recogernos del colegio, mi madre nos compraba a mi hermano y a mi un bollo (un croisant o una napolitana...).

Era el único premio semanal, la econocmia no daba para más... ¡Y como lo disfrutabamos! xD.

Si, ser pequeños era una gran ventaja. Pero el crecer es inevitable y necesario, por que no se puede ser pequeño para siempre en un cuerpo grande.

Besos, guapa ^^

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