miércoles, abril 25, 2007

¿De qué hacer una entrada?

Cuanto más amas, más das. Cuanto más das, más necesitas. Y, cuanto más necesitas, más te odias por necesitarlo. (Michael J. Strazinsky, Midnight Nation)

En principio, iba a hacer una entrada sobre las escaleras mecánicas... sí, no me miréis así. Lo que ocurre es que aunque me haya mosqueado en el tren gracias a ellas y la inutilidad media del ser humano, tampoco me ha motivado demasiado.
Luego, iba a hacerlo sobre la Muerte de Mundodisco. Pero he decidido esperar a acabar de leerme el Papa Puerco (gracias mil ekino :) ).Además, esa entrada debería hacerla larga y profunda porque, aunque no lo creais, se presta a bastante reflexión el personaje.
Así que al final, como buena fan de La Princesa Prometida, voy a hacer una minireflexión (es tarde) sobre lo mejor en este mundo... salvo tal vez un bocadillo de cordero. Con su tomatito y, sobretodo, cuando la carne esta en su punto bien jugosa... Para los aficionados, ya sabrán de que voy a hablar: el amor verdadero.
No voy a presumir de que lo conozca. Bueno, miento, creo que lo he visto... en otras personas. Es esa cosa que hace que los ancianitos que ves a veces en el parque, despues de más de sesenta años de casados, sigan mirandose de manera que parece que alguien va a morir por exceso de azucar. Eso que hace que, a pesar de lo malo que haya sido el día, algunos salgan del trabajo con una sonrisa de oreja a oreja porque van a ver a su pareja. Es esa cosa que no ocurre todos los días, sino que muy de vez en cuando, y debería guardarse como un tesoro.
En ocasiones me han dicho que es una entelequia, que no existe, porque es imposible que estemos destinados a estar con una única persona y que, de no acabar con esa persona, seríamos infelices por siempre. Ahí tienen razón... en parte.
No creo que todo el mundo este destinado, o merezca, o incluso sea capaz de, encontrar el amor verdadero. ¿Por qué? Muy sencillo. Hay personas que, por su propia naturaleza, confunden el amor con la atracción o, en muchos otros casos, con la imperiosa necesidad de estar con alguien para no estar sólo/a.
Pensemoslo durante un segundo. Amar significa dar incondicionalmente, sin necesidad de que te esten repitiendo, segundo a segundo, cuanto te quieren. Porque, si tienes la enorme suerte de que te correspondan, sabes que te quieren. No necesitas palabras para confirmarlo porque simplemente la forma que tiene esa persona de mirarte, o de hablarte o, sencillamente, de sonreir cuando piensa en tí, dice todo lo que necesitas saber. Y, además, aceptas a esa persona, lo bueno y lo malo, sin sentir la necesidad de cambiarla para amoldarla a tu manera de ser, a tus habitos, a tus necesidades.
Sin embargo, y por desgracía, hay gente que confunde eso con buen sexo o con tener a alguién ahí para mermar tu soledad. Y cada día son más. Personas que se conforman, que no buscan algo más... y que luego intentan amoldar lo que tienen a lo que desearían tener. Que, normalmente, tampoco es lo que, en realidad, sería su Amor Verdadero. Y es que, no nos engañemos, muchas veces tenemos las cosas ahí delante, y no somos capaces de verlas, porque nos obcecamos con buscar en lo exótico.
Bueno, tras esta reflexión, deciros que no me hagais mucho caso... despues de todo, como ya dije, de estas cosas no sé mucho. De hecho no tengo ni puñetera idea. Sin embargo, este es mi blog así que...

3 comentarios:

Vircoph dijo...

Me temo que sabes más de amor (y del Amor Verdadero) que muchas, muchas personas que conozco ^^.

Un beso guapa.
Cuidate ^^

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo, sabes mucho del, al menos como yo también veo, el amor =)

Ya sabes que soy una pastelosa, pero qué le voy a hacer *^^*

Profesor James Moriarty dijo...

es un problema cuando entiendes de amor, y no de ese amor al que le tienes a tu perro o a tu hermano, sino de ese amor del que duele cuando no está y que solo atinas a decir "como desees"

aunque quizas yo sea un romantico de los tontos, pero quien sabe de amor...

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